¡CRISTO HA RESUCITADO!

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Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Juan 11:25-26

¡Cristo ha resucitado!

El Domingo de Resurrección es un día muy especial para todos los cristianos del mundo, ya que en este día conmemoramos la resurrección de Jesucristo. Este día es una prueba del amor y poder de Dios, y una señal de esperanza para todos nosotros.

La resurrección de Jesús cambió el curso de la historia para siempre. Después de su muerte en la cruz, sus discípulos y seguidores estaban desanimados y desesperados. Pero la resurrección de Jesús les devolvió la esperanza y la fe en que Dios siempre cumple su palabra. La resurrección de Jesús nos muestra que la muerte no es la última palabra y que podemos tener la esperanza de la vida eterna en el cielo.

La resurrección de Jesús también es una experiencia vital en la que Dios tiene el poder de transformar nuestras vidas. Al igual que Jesús fue levantado de la tumba, podemos ser levantados de nuestras circunstancias difíciles y encontrar la paz y la esperanza en Dios. La resurrección de Jesús nos recuerda que Dios puede transformar nuestras vidas y darnos una nueva esperanza.

La resurrección es parte de un proceso, de una experiencia, la experiencia de Cristo resucitado que nos tiene que transformar, es el viaje vital en el que pasamos del dolor y el desconsuelo, a la alegría y a la esperanza. El viaje entre la cruz y la resurrección. Anhelamos la paz, pero seguimos sufriendo la guerra, deseamos el Estado de bienestar, pero padecemos las colas del hambre.

Hoy es un día de celebración, pero también es un día para reflexionar en cómo podemos aplicar la resurrección de Jesús a nuestras vidas cotidianas. Como cristianos es nuestro deber proclamar este mensaje, anunciar la resurrección de Jesús al tercer día y por este motivo debemos recordar que Jesús nos ha llamado a amar a nuestros semejantes y a tratar a los demás con amor y respeto. Debemos ser testigos del amor y la gracia de Dios a través de nuestras acciones diarias.

Así que, en este día de resurrección, dejemos que el amor y la gracia de Dios transformen nuestras vidas. Celebremos la esperanza que Jesús nos trae y renovemos nuestra fe en Dios. Que la paz y la gracia de Jesús en su Tercera Caída junto con nuestra querida Virgen de la Amargura, nos acompañen y ayuden a todos.

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